Mis manos me duelen, pero mi sed de venganza es más fuerte que mi dolor, a veces pienso si ese día no hubiera abierto ese sobre, y esa carta no la hubiera leído, pero mi espíritu de curiosidad es más grande que cualquier cosa casi igual de grande como mi sed de venganza.
Es un sobre como el de cualquier otra persona me decía mi abuela, diciéndome que talvez era para pedir perdón, por todo lo sucedido, para empezar hacer la paz con los más cercanos, o que por lo menos alimentara mi curiosidad.
El sobre decía: "Señorita Mónica Gutiérrez" a mano, la letra era cursiva, muy bonita, solo con esto se podía deducir que estudiaba en colegio de religiosas y con letra de maquina: "remitente: Señorita Ligia Zambrano" lo que indica que lo envió por correo, la carta era breve y concisa, decía:
" 29 de Febrero de 1982
Hemos sido enemigas durante muchos años lo cual es difícil de explicar para mi, por que fuimos las mejores amigas que jamás pudieran existir, pero esta carta no la mando con un motivo de perdón y mucho menos de reconciliación, y digo hemos porque hasta hoy será así porque pronto terminara tu existencia, con mucho dolor, igual al que yo siento, o quizás mayor.
Ligia Zambrano."
Solo la deje resbalar por mis manos, y corto toda a palma de lado a lado, depositando en mi alguna rara sustancia de la cual yo no me percate al principio, porque solo fue un gran dolor el cual me confundió y no me dejo reaccionar siquiera del dolor, no sabia si era psicológico o simplemente físico.
Mamá era medica y me inyectaba morfina, esto me calmaba el dolor pero no me calmaba mi forma de pensar, yo me quería vengar a toda costa, pero de la misma forma que ella lo hizo, pero sin dejar ninguna evidencia.
Así que hice una breve visita a su casa, y hable con ella tranquilamente intentándole decir que no tenia que terminar así que todo se podía cambiar, hasta que se descuido y con la misma carta la moví tan delicadamente que no se percatara de lo que hacia, pero la herí en el cuello algo muy leve, pude disfrutar el como fingía estar bien y el dolor que sentía, fue con un poder increíble que definitivamente me curo del dolor que me había causado, ya no dependía de la morfina, era algo más poderoso, la venganza.